Sostenibilidad

El Vuelo Libre es la forma de aviación más sostenible, democrática, asequible y con menor impacto ambiental.

No genera emisiones de ruido ni de gases contaminantes durante su práctica.

Las cantidades de materiales usadas son mínimas.

El vuelo se sostiene gracias a la energía del sol y del viento.

Como las velocidades son bajas, y la forma de volar es similar a las aves planeadoras en térmica y en ladera, éstas no muestran miedo y comparten de buena gana el espacio con los pilotos de Ala-Delta y Parapente.

A menudo, las aves rapaces se acercarán para compartir corrientes ascendentes. Y si un piloto se acerca a un buitre o ágila en térmica, ésta generalmente no tendrá problema en compartirlo hasta subir a la altura deseada.

Un estudio de la DHV alemana demostró que la fauna terrestre resulta menos afectada por pilotos de vuelo libre, que por senderistas. Esto es especialmente cierto en aquellas zonas dónde el vuelo es habitual, los animales se acostumbran rápidamente a que esos «pájaros de colores grandes y lentos» no constituyen peligro alguno.

Al no ser necesario una infraestructura especial para el despegue o el aterrizaje, no hay un impacto ambiental de obras como cuando se realiza un aeródromo o aeropuerto.

Con todo esto, el vuelo libre proporciona numerosos beneficios físicos y psicológicos para los pilotos que lo practican, y a veces, también en los observadores.